Aviso!!

Las entradas o "capitulos" de este blog están ordenadas del revés. Como se trata de una especie de historieta tendreis que empezar desde abajo y seguir hacia arriba.

martes, 19 de agosto de 2008

21. ROBERTO. ¿Qué hace una chica como tú con un chico como este?

¡Cómo ha pasado el tiempo! Dentro de 3 meses será nuestro quinto aniversario juntos. Mucha gente, cuando conoce a mi novia, me preguntan cómo la he conseguido. No se si sentirme halagado o insultado. Nadie da crédito a que semejante mujer esté con un tipo como yo. Bueno, que se rían ¿no? al fin y al cabo está conmigo aunque todos piensen que no soy suficiente para ella. Lo que ya me toca bastante los cojones es que me repitan una y otra vez la típica bromita de “pues avísame cuando te deje je,je”.

A veces siento que todos están deseando que me dé la patada para abalanzarse sobre ella. Lo peor de todo, es que algunos no se esperan ni a que me la de. He perdido por el camino a muchos que creía colegas, porque a la mínima que me giraba, ya le estaban tirando cacho. Pero es que encima ella les ríe las gracias y dice que está harta de mis numeritos celosos, que no entiende porqué me pongo así, si se que no va a hacer nada... Pero, si no va a hacer nada ¿por qué les provoca? Es que no se corta, sigue vistiendo con esas pequeñas faldas y esos grandes escotes, que cada vez que la veo, ¡me pongo malo! Y no de cachondo, precisamente…

Se que ella podría estar con cualquiera. Se que cualquiera de mis amigos querría estar con ella. Todo esto me causa un estado permanente de estrés, ¡no me fío ni de mi padre! Si no estoy con ella, porqué no paro de pensar con quién estará y, si estoy con ella, porque no dejo de ver las miradas lujuriosas que todos le lanzan sin reparo. Ella se ríe, a mi no me hace ni puta gracia. “Déjalos que miren, cariño, si tú eres el único que toca”.

¿Y por qué soy el único que toca? En serio que no lo se. No se que hice para alejar a Rebeca de su descontrolada promiscuidad juvenil. Intento confiar ciegamente en ella como ella hace conmigo, pero ¡coño! ¡conmigo es más fácil! No he tenido ni una sola proposición indecente en 5 años… ¡joder! ¡Ni en los 30 que tengo! Sin embargo, ya no es sólo que todo Dios quiera tirársela, sino que no olvido todas aquellas cosas que sucedieron durante esos dos años que fui detrás de ella. Rebeca me engañó y jugó conmigo muchas veces… Es cierto que me ha compensado de todas esas putadas en estos cinco años, pero siempre temo a que esa cara oscura de Rebeca vuelva a aparecer y, de nuevo, me rompa el corazón… ésta vez, definitivamente.

jueves, 7 de agosto de 2008

20. LUCAS - Asterisco, asterisco, almohadilla (y parte II)

- ¿Sabes? A veces eres tan absurdo que te mereces un personaje en El Jueves…

Pepe Mierda y yo estábamos sentados en el banco de un parque del centro de la ciudad. Una chica de las que podríamos llamar “Hippies” paseaba a su perro pulgoso frente a nosotros y al Mierda, que le encantan ese tipo de chicas (bueno, le encanta cualquier tipo de chica), se le había ocurrido ir corriendo a mi casa, coger a mi perro y utilizarlo como salvoconducto para hablar con ella… Y ahí que nos fuimos, no teníamos nada mejor que hacer aquella tarde.

Mi perro, que se llama Arnold y es un schnauzer miniatura, es el perro más miedoso sobre la faz de la tierra y cada vez que ve a otros perros mas grandes se caga por la pata abajo. Literalmente. Es gracioso asociar su nombre con su comportamiento. El pulgoso que llevaba esa hippie, de raza de dudosa procedencia, era como 3 veces más grande. Así que, cuando llegamos al parque otra vez y mi Arnold vio a ese can… pues eso, se cagó. Me dispuse a limpiar la caca cuando Pepe Mierda me cogió de la pechera y me dijo “Al final se va a ir y te vas a comer esa mierda” Vale, luego la limpio…

La chica llevaba unas medias de rejilla con mas agujeros de los que debiera, una camisa con el cuello extra grande que dejaba ver sus hombros tatuados con símbolos y movidas varias, unos 7 piercings (visibles), maquillaje hortera y el pelo a lo Tokio Hotel. O sea, que su estilo era mas bien “punk” pero aquí todo el mundo llama a este tipo de gente “los hippies”.

Entrados ya en el “combate”, el Mierda se acercó a su perro pulgoso (ya que el mio no lo iba a hacer ni de coña) y empezó a acariciarlo… “Hola perrito, como te llamas?? Que guapo eres…” ¡Qué asco! ¿Cómo puede acariciar a ese saco de huesos y roña y, encima, llamarle guapo?? “Se llama No Me Toques, payaso” respondió la dueña… ¡Joder con la hippie!! Al Mierda le cambió la cara radicalmente… “Vale, valeeee… perdóname Srta. Asterisco” Me comí una carcajada que casi sale en forma de pedorreta de mi boca, Pepe el Mierda le había sacado el mejor apodo posible a la hippie en alusión a su peinado… Y tuvo gracia. “Pírate,¿quieres?” le dijo la chica acto seguido. Pepe Mierda gruñó a la hippie, se giró y se dirigió hacia donde estaba yo… “¿Ya está? ¿eso es todo? ¿te ha anulado con un solo golpe?... pues menudo pedazo de mari…” “Oye, guapín” Me interrumpió la chica… Pepe y yo nos giramos hacia ella. “A ti no te digo, payaso” replicó al Mierda, luego me miró a mi y con una sonrisa (encantadora, la verdad) dijo “Y tu perrito ¿cómo se llama?”… En ese momento algo me dijo que el disparo del Mierda había sido rechazado por el portero y había llegado a mis pies. Solo ante la portería. “Se llama Arnold” contesté perplejo. “¡Qué gracioso!!”…

Estas primeras frases dieron lugar a más de hora y media de conversación con la hippie. El Mierda casi se duerme esperándome sentado en un banco y hasta mi perro cogió confianza con el de la chica… Qué hippie mas simpática y qué bien olía!! Era una hippie pija. Su perro se llamaba Flor… y ella?... “Bueno, ha sido un placer, pero tengo que marcharme” le dije “Vale, igualmente… nos veremos por aquí, no??” “Si… nos veremos…” “Espera, te doy mi teléfono por si quieres quedar y tal…” La chica estaba nerviosa diciéndome eso, y yo aún lo estaba más… Saqué mi móvil y apunté su número. “Buéno, me voy…” Dos besos y me fui. Me reuní con el Mierda cuando salíamos del parque “¿Qué tal, cabronazo?? Al final te la has ligao tu… eh? Pájaro!!” “Pues parece ser que si…” “Y qué? Cómo se llamaba el puto perro??” “Flor” “Y ella??” “Pues…” Miré mi teléfono y… “mierda, solo he apuntao su número!! Ahora me está pidiendo el nombre…” “Yo sé como se llama… ¿quieres que te lo diga??” me dijo el Mierda “Eh… tu? Cómo se llama??” “Asterisco” Me hizo gracia… Y así fue a parar a mi agenda… como un asterisco *. El segundo de esta mini historia. Asterisco, asterisco y… y ¿la almohadilla?.

En el momento que le di a aceptar para grabar el nombre (bueno, el asterisco) en el móvil, pisé la caca de mi queridísimo Arnold, resbalé y la galleta de espaldas en el suelo que me di fue espectacular… El dolor, espectacular… Y la almohadilla que me apliqué en la espalda durante 2 semanas era eléctrica.