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Las entradas o "capitulos" de este blog están ordenadas del revés. Como se trata de una especie de historieta tendreis que empezar desde abajo y seguir hacia arriba.

jueves, 12 de julio de 2007

13. MARÍA. Física y Química

¿Cuál es el secreto para conquistar a una mujer? O en palabras de un hombre: ¿qué tengo qué hacer para tirármela? Para muchos, esa es la pregunta del millón, su duda existencial, un misterio sin resolver… Pero yo tengo muy clara la respuesta. La solución a este enigma es simple: lo que tiene que hacer un hombre para ligar con una mujer es… nada. Así de claro. Dejémonos de chorradas, no hay una frase mágica ni una actitud irresistible. Una mujer sabe si se iría con un hombre a la cama, al segundo de conocerlo. Lo único que tiene que hacer el hombre es no cagarla. Porque si nada más conocerte, la mujer sabe que no se acostaría contigo, da igual que cumplas los famosos tópicos de “hacerla reír” o “mostrar tu sensibilidad”, inmediatamente serás… el amigo ideal. En cambio, si sabe que sí se acostaría contigo, da casi igual lo que hagas, que te la llevarás al catre.

Si recurres a la “Súper Pop”, primera biblia femenina sobre el arte del ligoteo, ésta característica femenina se denominará “la llamada del corazón”. Nunca subestimes a la “Súper Pop”, sus artículos han sido la fuente fundamental de documentación sobre cómo actuar en el amor y en sexo para miles de adolescentes que actualmente son a las que te quieres cepillar. Si acudes a la Cosmopolitan, esto se llamará “instinto femenino”. Tampoco infravalores a la “Cosmopolitan”, porque puede ser todavía la base sobre la que muchas mujeres siguen alimentando su cabecita de teorías sobre la seducción al sexo contrario y pueden estar convencidas de que tienen ese instinto.

Pero no le hagáis caso a ninguna de las dos. Lo de “la llamada del corazón” es la versión romántica que a partir de los 20 años pierde toda credibilidad, porque en una noche de fiesta y alcohol, no es al corazón dónde un hombre precisamente llama para entrar. Y lo del “instinto femenino” es otra gran chorrada, porque si tuviéramos ese instinto no acabaríamos siempre liadas con los más cabrones. Debe quedar claro desde el principio que la mente queda totalmente anulada por lo que ordene y mande el cuerpo. Es algo químico, y se da o no se da, y no hay forma de crearlo o forzarlo. Cuando se da esa química, el hombre ya sólo tiene que no ser demasiado inútil para que pierdas el interés por él. Y bueno, si la caga, tú eres capaz de hacer la vista gorda unas cuántas veces…

Esa reacción química debió producirse en mí aquella noche subrealista en la que conocí a Lucas. El ataque de nervios que le dio por el susto que le pegué le hacía hablar atropelladamente, lo cuál me resultaba de lo más gracioso. Y cuando una mujer ríe constantemente con un hombre al que acaba de conocer, es que éste ha conseguido que baje las defensas y puede “atacar” cuando quiera porque la mujer se ha convertido en blanco fácil. Así que en una décima de segundo, consiguió dejarme rendida, sin ni si quiera proponérselo. Por lo que a pesar de saber la clase de indeseables que tenía por amigos, ver como escalabraba a mi mejor amiga y escupir en mi café, no decayó mi interés por él. Sería que me resultaba de lo más atrayente su forma de ponerse colorado cada que vez que metía la pata…

Por eso, aquella noche, cuando me dejó finalmente en casa, apenas pude dormir pensando en él. Quizá ésta vez mi instinto femenino no se equivocaba al sentir que el corazón había llamado. La química con Lucas ya se había producido y ahora, esperaba la física…

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