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Las entradas o "capitulos" de este blog están ordenadas del revés. Como se trata de una especie de historieta tendreis que empezar desde abajo y seguir hacia arriba.

jueves, 7 de junio de 2007

7. ROBERTO: Haciendo temblar las paredes

Así fue como me encontré metido en la cama con Gema, con la camisa rota y dejándome hacer. En ese momento, empecé a oír ruiditos al otro lado del piso. Era el cabronazo de Santi y la buenorra en acción. En ese momento me sobrevino una mezcla de emociones: me cagaba en la madre de Santi, envidiándolo más que nunca y me estaba poniendo cachondo oyendo a la buenorra… En ese momento, a Gema le entró el afán competitivo: “Vamos a demostrar a esos lo que es hacer temblar las paredes”. Parecía una potra salvaje. Si se hubieran medido los decibelios, hubiéramos ganado seguro. No se si es que yo lo hago muy bien o es que ésta lo único que quería es que le oyera su “queridísima” amiga. Y sí, seguro que la oyó, ella y el resto de la finca, que a mi me estaba ya dando hasta vergüenza ajena por toda las barbaridades que estaba gritando para dejar constancia de lo bien que se lo estaba pasando. Tal era su excitación y fogosidad que llegó a acojonarme. No me quedó otra que cerrar los ojos, evocar el cuerpo escultural de la buenorra y dejar que aquella tía que no habría probado varón en mucho tiempo, se aprovechara de mi todo lo que quisiera. Y bien que se aprovechó. Mientras nuestra “competencia” dejó de emitir sonidos al cabo del rato, mi apasionada amante no me dejó descansar en toda la noche. Yo intentaba resistirme, pero ella no cejaba en su empeño. Y para qué negarlo, yo también llevaba un periodo largo de abstinencia. Así que sucumbí a sus armas de mujer (con los ojos cerrados y con la imaginación al poder, no era tan malo) y le di todo lo que me pedía. En definitiva, mi único propósito era pasar la noche allí y, con un poco de suerte, a la mañana siguiente, cruzar unas palabras con esa mujer que me había dejado loco: Rebeca.

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